Columna de opinión
“Mamá, voy a trabajar jugando
jueguitos en vivo para mucha gente”
Estamos
en el siglo XXI y el concepto de lo que es trabajar es muy distinto al de hace
10 años. A través de la tecnología la variedad de formas para generar dinero es
cada vez mayor, abriendo un abanico de posibilidades para las generaciones
presentes y futuras. Una de estas posibilidades es Streamear, es decir, poder dedicarte a jugar videojuegos o a contar
anécdotas de tu vida en tu cuarto con una computadora, que se transmita en vivo
y sustentarse económicamente de eso. ¿Es raro? No, lo raro es poner en cuestión
dedicarse a esta actividad, aun cuando pueda ser redituable, pero que no
constituye una profesión o un trabajo convencional. Probablemente porque para
muchos el trabajo está asociado con el esfuerzo o el sacrificio. Pero… ¿ser
streamer no requiere sacrificio? “Depende de cómo te lo tomes, si como un hobby
o como algo más profesional” afirma Zzk7 a este respecto. Pero así es en todos
los aspectos de la vida, cuanto más te esfuerces para hacer algo, a corto o
largo plazo el esfuerzo va a volver. Y como en cualquier otra profesión al que
se esfuerza le va mejor más allá del talento para jugar a un juego o de ser
bueno hablando frente a una cámara en vivo. Un streamer que prenda stream dos
horas por semana no le va a ir tan bien como a uno que tenga un stream diario
de 6 u 8 horas, de la misma manera que si un escritor se siente a escribir una
vez por mes, a que si lo hace regular o metódicamente. Streamear no está exento
del esfuerzo o de la dedicación. El ejemplo del popular streamer Frankkaster
que llegó a hacer 52 horas de stream seguidas es testimonio de ello. Pero el
punto donde la profesión de streamer se puede poner en debate es que no hay
ningún estudio académico para ejercerla, entonces se puede señalar que
dedicarse a ser streamer es como ser cantante o actor que más allá de que en
ambas necesitas de una preparación, muchos artistas que las ejercen arrancaron
sin preparación alguna a base de talento y ganas. Encontrando una similitud
entre profesiones artísticas y la que está en debate, se podría pensar que ser
streamer es la mezcla de un artista relacionado al mundo del gaming. Siguiendo
esa línea, el streaming no solo sería un trabajo como cualquier otro, sino uno
que también requiere una faceta artística. ¿Podría ser el streaming un arte?
Bueno, es un universo todavía nuevo y con una gran variedad, se puede decir que
tiene su parte de artistas y una mucho más diferente, pero con todas las
ramificaciones que tiene, se podría debatir. Lo que no está en dudas es que
gracias a pioneros como Coscu, Grafo o Hastad, hoy ser streamer se contempla
como una opción de trabajo y dedicación, más que un hobby. Tal es el caso de
Twayko (Sebastián Fernández) que con sólo 16 años y debido a su gran habilidad
por jugar al Fortnite ya se dedica a esto y su padre es el primero en apoyarlo
acompañándolo a todos los eventos y también en la mayoría de los streams. Ya
sea que empiece como hobby o por no saber bien qué hacer con tu vida, lo cierto
es que para ser un streamer exitoso se necesita de dedicación, habilidad,
carisma y una personalidad que sepa consolidar un público dentro de un marco de
fuerte competencia de mercado. Es decir, también hay esfuerzo.
Agustín Matías Koremblit
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